viernes, 12 de octubre de 2007

La Tierra esférica I

Para alguien que tuviese los ojos bien abiertos la idea de una Tierra plana no podía resultar de sentido común. Porque si así fuera, desde cualquier punto de esa Tierra plana debería verse las mismas estrellas en el cielo. Una de las experiencias que todos los navegantes tenían era que cuando el barco llevaba rumbo Norte, ciertas estrellas desaparecían detrás del horizonte meridional y otras nuevas aparecían por el septentrional. Cuando se navegaba rumbo al Sur, la situación era la inversa. Este fenómeno admitía una explicación muy sencilla suponiendo que la Tierra se curvaba en la dirección Norte-Sur. No se sabía si existía o no un efecto similar en dirección Este-Oeste, ya que quedaba oculto por el movimiento general Este-Oeste del cielo, que describía una vuelta completa cada veinticuatro horas.

El filósofo griego Anaximandro de Mileto (611 - 546 a.C.) sugería que los hombres vivían sobre la superficie de un cilindro curvado hacia el Norte y hacia el Sur. Anaximandro fue el primero en sugerir para la superficie de la Tierra una forma distinta de la plana hacia el año 550 a.C.
Pero la idea de la Tierra cilíndrica tampoco bastaba. Un hecho observado por quienes vivían a orillas del mar era el siguiente: los barcos que navegaban rumbo a alta mar no iban reduciéndose de tamaño paulatinamente hasta desvanecerse en eun punto infinitesimal, como cabría esperar si la Tierra fuese plana, sino que desaprecían cuando aún poseían un tamaño sensiblemente mayor que el de un simple punto; y lo primero que desaparecía era el casco, como si el barco estuviese descendiendo por una colina. Esto era, ni más ni menos, lo que cabría esperar si la superficie de la Tierra fuese curva. Pero había más, y es que los barcos desaparecían de modo muy similar cualquiera que fuese el tumbo que llevaran. En consecuencia, la Tierra se curvaba no sólo en dirección Norte-Sur, sino en todas direcciones por igual es la esfera.

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