A mediados del siglo VII surgió un imperio árabe en cuyo seno floreció la astronomía durante siglos. El trabajo de Tolomeo fue traducido a su lengua y estudiado por astrónomos árabes que lo refinaron con instrumentos muy mejorados.
Aunque los árabes no abrieran nuevas vías, se mantuvieron durante muchos años muy por delante de los observadores del cielo de la cristiandad. En los países cristianos la Iglesia había adoptado el modelo de Tolomeo y había centrado su atención en proteger y ampliar su control sobre la teología, la política y la enseñanza.
El hombre que volvió a poner la asronomía en marcha fue Nicolás Copérnico (1473 - 1543), natural de Polonia, quien se incorporó a la Iglesia tras estudiar astronomía y matemáticas. Movido quizá por la insatisfacción que le infundía la artificiosidad del modelo tolemaico, decidió revisarlo. Su gran síntesis, Sobre las revoluciones de los orbes celestes, apareció en 1543.
Copérnico conservó en su sistema muchos rasgos tolemaicos, como las órbitas circulares y los epiciclos, pero introdujo un cambio revolucionario al colocar al Sol en el centro del universo y hacer que la Tierra y el resto de planetas se movieran a su alrededor rodeados por un gran mar de estrellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario