viernes, 7 de diciembre de 2007

Nombres en el cielo

Al examinar una carta celeste se descubren lugares del cielo etiquetados con nombres sonoros (Betelgueuse, Aldebarán, Rigel) y designaciones técnicas extrañas (SAO 113271, M 42, NGC 4565). ¿De dónde vienen estos nombres? ¿Qué significan esos códigos?

Unas 250 de las 6000 estrellas perceptibles a simple vista poseen nombres propios. Algunos son de origen árabe, como Aldebarán (Aldebaran), que significa "el seguidor", por su posición en el cielo siguiendo el cúmulo de las Pléyades. Otros nombres son de origen griego y están vinculados a los mitos asociados a cada constelación. Por ejemplo Arturo (Arcturus) significa "el guardián de las osas" y se refiere a su cercanía a las constelaciones de las Osas Mayor y Menor (Ursa Major, Ursa Minor).

Sería difícil orientarse en el cielo si se emplearan solamente nombres, igual que ocurre en las grandes ciudades. El astrónomo alemán Johann Bayer ideó a principios del siglo XVII una nomenclatura estelar con letras griegas. Etiquetó como alfa la estrella más brillante de cada constelación, la segunda más brillante como beta, etc. Arturo, la estrella más brillante del Boyero (Bootes), se conoce también como alfa Bootis. (Por convención, em estas designaciones se usa el nombre latino de la constelación en caso genitivo, de modo que alfa Bootis significa "alfa del Boyero".)

Con sólo 24 letras en el alfabeto griego, las designaciones de Bayer se agotan pronto. El astrónomo inglés John Flamsteed decidió en el siglo XVIII asignar números a las estrellas de cada constelación en orden de oeste a este. Por eso Arturo recibe también la designación de 16 Bootis en el sistema de Flamsteed. Los catálogos modernos, como el del Smithsonian Astrophysical Observatory (SAO), o los catálogos Hipparcos (HIP), Tycho (TYC) y Hubble Guide Star Catalog (GSC), incluyen millones de estrellas numeradas.