miércoles, 12 de diciembre de 2007

Astronomía a simple vista

El primer objetivo de la astronomía a simple vista constituye, a la vez, el paso más importante para explorar los cielos: aprender a identificar la estrellas más brillantes y las constelaciones. Conviene dedicar a ello varias noches despejadas a lo largo del año, con la ayuda de mapas celestes. Las estrellas brillantes servirán de guía para ubicar las constelaciones principales de cada mes. Tras localizar unas pocas constelaciones clave, el resto del cielo encaja de golpe como un rompecabezas gigante.
Los observadores ubicados en latitudes extremas boreales o australes pueden presenciar de vez en cuando el espectáculo de las auroras polares. Estas cortinas ondulantes de luz coloreada se observan mejor a simple vista.
Cuando se aprecia un breve rastro de luz que cruza el cielo nocturno, probablemente se trate de un meteoro, o "estrella fugaz". La Tierra atraviesa en fechas predecibles del año el rastro de polvo dejado por un cometa. Entonces se produce una lluvia de meteoros.
Los meteoros apenas duran segundos, pero si se ve una estrella que se desplaza lenta por firmamento, lo más probable es que se trate de un satélite artificial. Hay centenares de satélites alrededor del planeta. Aparecen durante los crepúsculos, cuando reflejan la luz solar que baña sus órbitas a cientos de kilómetros de altura sobre el suelo. La Estación Espacial Internacional, por ejemplo, puede aparecer más brillante que cualquier estrella natural del cielo, a medida que se mueve lentamente por el firmamento de oeste a este.

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