martes, 29 de enero de 2008

Orden de observación de los objetos Messier

La tarea de cumplir en su totalidad el rito de recorrer uno a uno todos los objetos Messier requiere generalmente un año, ya que la lista de 110 objetos cubre todas las ascensiones rectas del firmamento. Las menos pobladas son las correspondientes al otoño, por dos razones claras; primera, que la zona del cielo observable en esta estación es la menos abundante en objetos nebulares al alcance de pequeños telescopios, como los de Messier; y segunda, que el propio Messier, por motivos que desconocemos, realizó pocas búsquedas en los meses de otoño. Lógicamente, si el observador está dispuesto a levantarse a horas de la madrugada, puede realizar la campaña en menos de seis meses.

El "rito" más meticuloso consistiría en observar los objetos Messier por orden riguroso de entrada. Pero sería en alto grado irracional. El mismo Messier comprendió el desorden de su Catálogo, y prometió varias veces colocar los objetos -y por ende el número de entrada- por orden de ascensión recta creciente. Aún no sabemos por qué no lo hizo. Sería absurdo, por ejemplo, dejar M110 para el final, si acabamos de observar M31 y M32, que se encuentran prácticamente en el mismo campo: tardaríamos casi un año en terminar nuestra campaña-

En la descripción que sigue, enumeramos obviamente los "Messier" por orden de entrada, del 1 al 110. El aficionado sabrá muy bien qué época del año o a qué hora observar cada uno en las mejores o más cómodas condicones. De todas formas, y sin tratar de inmiscuirnos en absoluto en su iniciativa, podemos proporcionarle unas cuantas indicaciones prácticas respecto del orden a seguir. No hace falta decir que todo depende de la fecha en la cual comencemos nuestro grato peregrinaje Messier. Este orden aconsejable atiende fundamentalmente al de las ascensiones rectas; pero también al de las declinaciones, pues conviene observar objetos de la titudes bajas cerca de su paso por el meridiano, en tanto que para las latitudes altas muchos observadores, especialmente los menos experimentados o poco aficionados al prisma, encuentran dificultades para apuntar al cenit: en ese caso, lo que conviene eludir es precisamente el paso del objeto por el meridiano.

Un último criterio, aunque no siempre resulta posible seguirlo, es el de la variedad. Después de observar una docena de galaxias, resulta gratificante toparnos con un cúmulo abierto; después de cuatro o cinco globulares seguidos -por ejemplo en la zona de Ofiuco- agradecemos una nebulosa de emisión, y así sucesivamente.

El catálogo Messier contiene 40 galaxias, 29 cúmulos globulares, 27 cúmulos abiertos, seis nebulosas de emisión o reflexión, cuatro planetarias, un asterismo, una estrella doble, una zona de alta condensación galáctica y un remanente de supernova. El observador que desee un shuffle lo más grato posible, puede elaborar el programa que desee. El orden que va a continuación puede resultar de los más lógicos.
Si empezamos nuestra campaña no lejos de la época en que comienza el año, no sería mal detalle arrancar de M1, un objeto fácil de encontrar y de observar. De aquí, si la estación lo permite, es preferible retroceder en ascensión recta para visitar a M45 (las Pléyades), M34, M76 y M103, procediendo, como casi siempre conviene, de Sur a Norte.

Vamos con el cielo de invierno. Un programa de cúmulos de amplio tiempo de visibilidad abarca, además de M45, M38, M36, M37, M35, M44 (el Pesebre) y M67. Luego pasamos, en el corazón del invierno boreal, a observar primero las nebulosas de Orión -M42, 43 y 78-, luego el cúmulo globurlar de la Liebre, M79; y a continuación M41, al sur de Sirio, nos abre camino a la amplia serie de objetos de Puppis y Monoceros, que debemos apresurarnos a estudiar durante su paso por cerca del meridiano, especialmente los más australes. Puede seguirse este orden: M93, 46, 47, 50 y 48.

Los objetos de la Osa Mayor y Los Lebreles pueden observarse gran parte del año. Es preferible escoger la primavera o el otoño (quizá mejor el otoño, por la mayor escasez de objetos Messier). En todo caso conviene seguir un orden semejante a éste: M81-82, M97, M108, M109, M40 (el más prescindible de todos, pero no lo despreciaremos), M106, M94, M63, M51, M102, M101. Nada nos impide alargarnos un poco a M3 (¡mejor en primavera!), para variar de objeto.

La campaña de galaxias del cúmulo Virgo-Coma debe hacerse de un tirón, en varias o muchas noches limpias y sin Luna de primavera, sin otra evasiva posible que el ya citado M3, y otro globular, M58. En Leo puede seguirse el orden M95-96, M105 y M65-66. En Virgo, la constelación que asombró a Messier por la enorme cantidad de "nebulosas", apretujadas en un estrecho espacio de cielo, es normal seguir un orden de ascensiones rectas, con pequeños saltos a Norte y Sur, para hacer más cómodo el desplazamiento. Por ejemplo, M98-99, 100, 85, 84-86, 87, 88, 91, 89-90, 58 y 59-60. Una forma gratificante es terminar con M64 y M104, en el orden que aconsejen las circunstancias. Sin olvidarse de la excursión a M68 (un globular), que puede practicarse en una noche en que el cielo esté limpio cerca del horizonte sur. Nada mejor para terminar la campaña de primavera que aproximarse a M53, ya cerca del Boyero.

El primer objeto del verano es M5, un globular en Serpens Caput. Si queremos, antes de pasar a sus congéneres de Ofiuco, podemos acudir a los de Hércules, M13 y M92, antes de que alcancen excesiva altura sobre el horizonte. No tenemos más remedio que seguir viendo cúmulos globulares en Ofiuco: M107, M9, M12, M10, M14, y luego, es hora de pasar a los de Escorpio: M80 y M4.

Hénos aquí ya entrando en la zona central de la cinta galáctica, con multitud de objetos cuyo orden puede ser el siguiente: M62, 19, 6, 7, 20, 21, 28, 22, 69, 54, 70, 55, 75, 17, 18, 16, 26 y 11. Pueden cambiarse, por supuesto, de acuerdo con el capricho propio o condiciones de la noche.

Una campaña muy flexible, centrada en el corazón de verano, pero con un margen muy amplio de fecha de elección, es el de la zona Lira-Cisne, con M57, M56, M27, M71, M29 y M39.

Para comenzar el otoño, nada mejor que M2, en Acuario; para continuar con M72, M73 (otro objeto prescindible), M30 y M15. Podemos pasar, antes de que alcance su máxima altura, a Casiopea, con M52 y M103, a Perseo con M34 y M76, y bajar a la zona de galaxias de polo sur galáctico: M74 y M77, para concluir gozosamente en las maravillas del Triángulo-Andrómeda: M33, M31-32 y M110. Con ello habremos empezado de una forma simbólica por M1 y terminado en M110 sin incurrir en ninguna arbitrariedad. Todo, por supuesto, salvo mejor criterio del observador, o de las circunstancias. Al fin y al cabo, es uno mismo quien, por mil razones, debe llevar la iniciativa. A este efecto, puede ser útil la ordenación del Catálogo Messier por ascensiones rectas.

Sea lo que fuere, conviene trazarse un programa flexible. Nunca un recorrido a tontas y a locas, sino de acuerdo con un orden racional y con los más cortos saltos posibles. Sin ese programa, es difícil alcanzar el gusto, realmente gratísimo para cualquier aficionado a la Astronomía, de recorrer por los distintos rincones del cielo, uno a uno, todos los objetos del Catálogo Messier.

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