Las constelaciones son grupos de estrellas cercanas que forman figuras sobre la bóveda celeste. Realmente, las estrellas de una constelación no están físicamente asociadas, pueden encontrarse a cientos de años luz de distancia unas de otras. Es simplemente un asunto de perspectiva. Las distintas culturas han agrupado diferentes constelaciones utilizando incluso las mismas estrellas. De esta forma, han reaparecido constelaciones nuevas a lo largo de los siglos, otras han sido agrupadas y otras han desaparecido.
Las constelaciones están separadas en dos grupos, las boreales o constelaciones que se encuentran al norte del ecuador celeste y las australes, que son aquellas que están ubicadas al sur del ecuador celeste.
Cada constelación ocupa una zona del cielo con límites precisos y rectilíneos y un grupo de estrellas en su interior. El astrónomo prusiano F. W. Argelander estableció los límites de las constelaciones del hemisferio norte a mediados del siglo XIX en Alemania. Para las constelaciones del hemisferio sur se encargó B. Apthorp Gould en Argentina.
La Unión Astronómica Internacional (UAI) se reunió en 1928 en Leyden (Holanda) para agrupar las constelaciones de forma que todas las regiones del cielo se encontrasen dentro de una constelación. Se concretaron 88 constelaciones reconocidas oficialmente en un documento llamado “Delimitation scientifique des constellations” publicado en 1930 en París. Estos límites utilizan como guía las líneas de declinación y de ascensión recta de la época, razón por la que no hay líneas diagonales. Aunque debido a la precesión dichos límites se han desplazado, se ha mantenido la zona que ocupa cada constelación.
De éstas, nos llegaron 48 desde la antigüedad, creadas por pueblos que vivían en las regiones del Mediterráneo y el Medio Oriente, la mayoría astrónomos griegos. En la Odisea de Homero (s. IX a.C.) ya se menciona la constelación de Orión.
Hay doce constelaciones que se encuentran en una estrecha franja del cielo por donde pasan también el Sol, la Luna y los planetas llamada eclíptica. Son las llamadas constelaciones del Zodíaco, que significa “círculo de animales”. Los babilonios nombraron las doce constelaciones del Zodíaco en el s. V a.C.
Las otras 40 constelaciones fueron introducidas posteriormente cuando los europeos viajaron a explorar el hemisferio sur y se encontraron con un cielo completamente desconocido. Así se nombraron nuevas constelaciones, aunque los pueblos que vivían en éstas zonas ya tenían sus propias constelaciones con sus propios nombres.
No es posible saber de forma precisa el origen de las constelaciones antiguas, aunque parece que algunas existían desde hace mucho, quizá 4000 años antes de Cristo. Hay evidencias arqueológicas de que en la prehistoria, 30000 años a. C. o quizá antes, se agruparon las primeras estrellas formando las primeras constelaciones. Aunque es probable que no recibieran esos nombres, las constelaciones más antiguas podrían ser el león, el toro y el escorpión (Leo, Taurus y Scorpius). Esos pueblos antiguos se valían de las estrellas para medir el tiempo y las estaciones, de modo que las usaban con fines religiosos y agrícolas. También los navegantes y viajeros se orientaban en sus travesías nocturnas, ya fuese por mar o por tierra. Con estas figuras les era más sencillo recordar las rutas que debían seguir.
Fue Claudio Ptolomeo en el s. II a.C. el primer compilador de constelaciones. Presentó un catálogo de 1022 estrellas agrupadas en 48 constelaciones en su obra “El gran Tratado” o Almagesto, como la llamaron los árabes, escrita en griego, que fue la base de muchos de los catálogos posteriores hasta fines de la Edad Media. Como curiosidad, mencionar también que el Almagesto sólo incluía las estrellas que podían verse desde Alejandría, ciudad donde Ptolomeo confeccionó su obra y desde donde realizó sus observaciones. Posteriormente, los astrónomos árabes heredaron la obra de Ptolomeo a la que añadieron algunas constelaciones y expandieron otras, visibles desde los territorios donde ellos vivían.